Ojos hay soñadores y profundos que nos abren lejanas perspectivas; ojos cuyas miradas pensativas nos llevan a otros cielos y a otros mundos.
Ojos como el pensar, meditabundos, en cuyo fondo gris vagan esquivas bandadas de ilusiones fugitivas, como en el mar, alciones errabundos.
Ojos hay que las penas embellecen y dan el filtro de celeste olvido, a los que el peso de su luz fallecen; ojos tan dulces como el bien que ha sido, y que en su etérea vaguedad parecen astros salvados del Edén perdido.
Antonio Gómez Restrepo
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